Con el tiempo, nos hemos dado cuenta de que para protegernos y no dañar el entorno en el que vivimos, debemos dejar el uso de mascarillas desechables solo a profesionales de la salud; y, en su lugar, usar una mascarilla de tela certificada. Y es que, después de todo, el MINSA emitió meses atrás una Resolución Ministerial que ha permitido estandarizar la confección de estos productos, para que así puedan ofrecer al usuario la protección que necesita, para salir a la calle.
Pero no basta con que compremos una mascarilla de tela reutilizable certificada para estar seguros, es necesario que también sepamos cómo cuidarla, para evitar que el coronavirus llegue a nosotros. Aquí le enseñamos a cuidar su mascarilla de tela.
Las mascarillas de tela que compramos, aunque son reutilizables, tienen un tiempo de vida, antes de que el material se desgaste y deje de ser eficiente. Esta información debe ser proporcionada por el proveedor de mascarillas en el etiquetado de aquella; el etiquetado es parte de los requisitos que deben tener las mascarillas estandarizadas por el MINSA.
Al estar confeccionadas con un material reutilizable, las mascarillas de tela se pueden lavar tras usarse. Pero ¿cómo debe ser este lavado? Si no existen indicaciones en el etiquetado del producto se puede emplear detergente común y agua caliente (de 60° a 90°) para su aseo.
Por otro lado, esta no es la única forma de lavar las mascarillas, por lo que es necesario tener en cuenta las instrucciones del etiquetado para poder lavarlas de la forma correcta, con la finalidad de que estas no se deterioren ya que, aunque se aconseja el lavado con cloro no todas las mascarillas son resistentes a este producto.
Respecto al proceso de secado, se deben usar secadoras de ropa o de pelo, pero si esto no es posible bastará con dejarlas al sol hasta que sequen por completo.
El cuidado de las mascarillas de tela certificadas no está completo si no aprendemos a guardarlas correctamente. Por esta razón no podemos dejarlas en cualquier lugar, en vez de esto es recomendable almacenarlas en un espacio limpio y seco, libre de salpicaduras o del contacto con agentes que puedan contaminarla.
El almacenamiento de las mascarillas debe hacerse tras lavarlas y dejarlas secar. No se deben guardar húmedas ya que podría propiciar la aparición de hongos o bacterias. Una forma de evitar que las mascarillas cojan humedad, pese a almacenarse secas, es colocándolas en bolsas de papel limpias.
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